En una emotiva velada que irradiaba fervor y fe, los corazones hondureños se unieron una vez más para honrar a la Virgen de Suyapa, la protectora y guía espiritual de Honduras. La trigésima primer Alborada brilló con esplendor en la majestuosa Basílica de Nuestra Señora de Suyapa, donde multitudes se congregaron para rendir homenaje a la celestial patrona en la víspera del 277 aniversario de su hallazgo.
La noche transcurrió entre cánticos de alabanza, oraciones sinceras y expresiones de gratitud hacia María, la madre celestial que ha sido faro de esperanza para generaciones. Este evento no solo marcó el cierre del año Jubilar Mariano, sino que también renovó el compromiso del pueblo hondureño con su fe y tradiciones.
Bajo el lema «María, Madre de nuestro pueblo ¡Esperanza Nuestra!», los fieles demostraron una vez más su profundo amor y devoción por la Virgen, fortaleciendo así el vínculo espiritual que une a la nación con su celestial protectora. En esta noche de encuentro sagrado, se tejieron lazos de unidad y esperanza que perdurarán en el corazón del pueblo, recordándoles que en la fe encuentran consuelo y fortaleza para enfrentar los desafíos del mañana.
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